enero 17, 2008

MOJADO



Empacó un par de camisas. un sombrero, su vocación de aventurero, seis consejos, siete fotos, mil recuerdos.

Empacó sus ganas de quedarse, su condición de transformarse en el hombre que soñó y no ha logrado.

Dijo adiós con una mueca disfrazada de sonrisa y le suplicó a su Dios crucificado en la repisa el resguardo de los suyos y perforó la frontera cómo pudo.

Si la luna suave se desliza por cualquier cornisa sin permiso alguno.

Porqué el mojado precisa comprobar con visas qué no es de Neptuno.

El mojado tiene ganas de secarse.

El mojado está mojado por las lágrimas qué brota la nostalgia.

El mojado, el indocumentado carga el bulto qué el legal no cargaría ni obligado.

El suplicio de un papel lo ha convertido en fugitivo y no es de aquí porqué su nombre no aparece en los archivos, ni es de allá porqué se fue.

Si la luna suave se desliza por cualquier cornisa sin permiso alguno, porqué el mojado precisa comprobar con visa qué no es de Neptuno.

Mojado sabe a mentira tu verdad, sabe a tristeza la ansiedad de ver un freeway y soñar con la vereda qué conduce hasta tu casa.

Mojado, mojado de tanto llorar sabiéndo qué en algún lugar, le espera un beso haciéndo pausa desde el día en qué te marchaste.

Si la luna suave se desliza por cualquier cornisa sin permiso alguno, porqué el mojado precisa comprobar con visa qué no es de Neptuno.

Si la visa universal se extiende el día en qué nacemos y caduca en la muerte, porqué te persiguen mojado, si el consul de los cielos ya te dió permiso.